España es de los países europeos donde más droga se consume. Sobre todo destaca en el uso de cocaína y cannabis, en los que está en los primeros puestos en Europa, según el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías. Pero son las sustancias que se venden en farmacias (tranquilizantes, somníferos e hipnosedantes) las más consumidas y las que mayor crecimiento han experimentado. Mientras los adultos utilizan estas drogas legales, los adolescentes se inician en el consumo de sustancias psicoactivas con el cannabis.
Estos son algunos de los datos más interesantes que extraemos del informe más reciente (2015) Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España que hace la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
El subidón de los psicofármacos
Al delegado del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, Francisco Babín, le preocupan los fármacos que se consumen sin receta para salir de fiesta, que son las que analizan su departamento, aunque también han aumentado los que prescribe el médico. «Es en el consumo con receta donde se dan mayores incrementos», reconoce. «Tenemos que suponer que cuando se prescribe hay una razón, aunque podemos discutir si una parte de esas indicaciones no deberían haberse dado y se podrían haber buscado otras alternativas».
A diario se utilizan, tanto con receta como sin ella, con una prevalencia del 6,8 % (hiponesadentes), 5,9 % (tranquilizantes) y 3,1 % (somníferos). Las mujeres, especialmente las mayores de 45 años, las toman dos veces más que los hombres.
En los jóvenes su uso no está tan extendido, aunque hay un patrón muy típico: «Las toman para modular el subidón, cuando quieren dormir y bajar el efecto de drogas excitantes», cuenta Babín. Acceden a ellas en el mercado negro pero también «porque están presentes en los hogares».
Los efectos secundarios del cannabis
Babín tiene una cruzada contra el cannabis, aunque admite que no causa muertes por sobredosis y tiene menos efectos sobre la salud que otras drogas.
«El cannabis mata en carreteras mucho más que otra sustancia, aunque no mate por sobredosis», dice Babín. El informe más reciente del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), publicado en julio de 2016, indica que «de los conductores fallecidos que dieron positivo a las diferentes sustancias analizadas (275 conductores en total), el 67% había ingerido alcohol, a más del 30% se le detectó algún tipo de droga y más del 26% había consumido psicofármacos». Pero en ese 30% no es el cannabis la sustancia más detectada, como dice el citado informe, sino la cocaína (49% de los positivos), seguida del cannabis (44%) y los opiáceos derivados de la morfina (14%).
El 70% de todo el hachís que se incauta en Europa es interceptado por la Policía en España, según la Delgación del Gobierno, que apunta también a que vienen detectando en los últimos años más consumo de marihuana. El cannabis en forma de resina proviene principalmente de Marruecos, pero hay cada vez más plantaciones de la hierba en el interior del país, sobre todo en Almería y Murcia. «Muchas veces están aquí pero para servir a los coffeeshops [establecimientos en los que se puede consumir en Países Bajos]», dice Babín, que se queja de que «en esto no puede haber políticas unilaterales de un un país porque otros acabamos sufriendo las consecuencias».
Uno de los mayores consumos de cocaína de Europa
La puerta de entrada de la cocaína en Europa desde los países productores en América Latina es España y esto favorece también el consumo. «Fuimos el primer país durante mucho tiempo y aunque ahora somos el segundo, no podemos ser triunfalistas», señala Babín. En el boletín estadístico del Observario Europeo de las Drogas y las Toxicomanías conservamos el primer puesto en la categoría de «prevalencia en el último mes».
«Es un tema francamente preocupante, aunque en la última década está descendiendo el consumo», dice. Entre 2005 y 2013 su uso diario ha descendido en un 37% y ha caído también la demanda asistencial por la adicción que genera.
«Se le prestó atención durante mucho tiempo porque se había convertido en una epidemia» y esto explica su disminición. Su prevalencia actual y las consecuencias de su uso, aunque solo la consuman a diario menos de un 1% de la población, llevan al Plan Nacional sobre Drogas a considerar estamos ante una segunda epidemia.
La ruleta rusa de las nuevas sustancias y alerta ante la heroína
Nexus, mefredona y spice son los nombres de algunas de las nuevas sustancias psicoactivas. «El 57% de la población no ha oído nunca hablar de ellas», señala el delegado, pero «su presencia es ubicua en internet, donde se compran». La inmensa parte se produce en el norte de Europa, pero en el 99% de los casos, la materia prima sale de China.
Las consumen más los jóvenes de género masculino. «Son una ruleta rusa», advierte el delegado, porque «no se sabe si producen un efecto u otro, o uno terrible». Además, es muy fácil producirlas con poco material de laboratorio y saltándose la fiscalización de algunos de sus componentes.
Su prevalencia, por ahora, es minoritaria. Excepto en las setas alucinógenas, que aunque están en esta categoría no son precisamente nuevas.
El aumento «brutal» del consumo de la heroína en Estados Unidos (EE UU) tiene en alerta a los responsables del control sobre drogas en España. Aquí, por ahora, «no hay absolutamente ningún indicador que diga que está repuntando», según Babín. «Todavía hay un grueso de la población que vivió la epidemia de heroína de los ochenta y le tiene respeto. Hay quien consume, pero el porcentaje no significa nada con respecto al total de la población, estamos a años luz de aquello», dice. Con las nuevas generaciones, apunta, habrá que estar más vigilantes.
Los adolescentes coquetean con el cannabis
Si a Babín le preocupa el consumo de cannabis en la población en general, en los adolescentes mucho más. «Uno de cada cuatro jóvenes de entre 14 y 18 años lo ha probado. Si no intervenimos desde una perspectiva eficaz, la que se avecina es tremenda», dice.
Salvando el alcohol, el delegado destaca que su prevalencia, comparada con otras sustancias, es mayor y que «es relativamente frecuente que un adolescente que consume cannabis acabe con un brote psicótico en el hospital».
Si a Babín le preocupa el consumo de cannabis en la población en general, en los adolescentes mucho más. «Uno de cada cuatro jóvenes de entre 14 y 18 años lo ha probado. Si no intervenimos desde una perspectiva eficaz, la que se avecina es tremenda», dice.
Salvando el alcohol, el delegado destaca que su prevalencia, comparada con otras sustancias, es mayor y que «es relativamente frecuente que un adolescente que consume cannabis acabe con un brote psicótico en el hospital».